El gran reto
de hacer psicoterapia es saber estar presente sin forzar el proceso
terapéutico.
En la
primera sesión, explico esto a los
padres. Es muy importante aclarar que el cambio no depende solamente de mi, y
que uno de mis valores fundamentales como psicoterapeuta es el respeto.
Respeto es bailar al ritmo que marca el niño
sin forzarlo. Puedo probar a coreografiar un paso diferente en alguna sesión ,
pero es importante observarlo. Si está preparado, compartirá lo que le propongo,
y si no lo está, se cuida, y así, se retrae si lo que le propongo le despierta
emociones insoportables. También mágicamente conectamos en una danza preciosa
cuando después de varios ensayos (Sesiones) y habiéndose sentido respetado, se
abre y comparte conmigo sus más preciados tesoros.
En estas
sesiones me siento inmensamente agradecida con ellos, y también feliz de
observar que el cambio se está dando. Siento entonces agradecimiento por las
sesiones en las que pareciera que solamente jugábamos, ya que ha sido en éstas,
en las que hemos plantado las semillas que brotan a su debido tiempo, siguiendo
las leyes naturales de los organismos vivos que buscan autorregularse para
estar en equilibrio. Y valoro la paciencia de saber esperar, como el campesino
que cuida de su huerto y espera a ver los frutos.
Hasta la
cuarta sesión, mi objetivo es conocer a la familia.
El motivo de
consulta, normalmente es la punta de un iceberg que esconde grandes bloques de
hielo en el fondo. Mi trabajo, es bucear junto a ellos, para comprender e
integrar su experiencia como familia en el presente de la terapia. Así, con
curiosidad, me apoyo en algunos test que me dan información sobre todo de su
personalidad, y también observo cómo se relacionan entre ellos.
Cuando ya
tengo una idea de la forma de este iceberg, entonces decidimos como vamos a
trabajar.
Normalmente les propongo aquello que considero desde mi criterio
profesional más saludable, respetando también sus necesidades, y acordando la
forma en que vamos a seguir viéndonos: Con qué Frecuencia, quien vendrá a las
sesiones...
Pueden darse
diversas situaciones: Que solamente hayan de venir los padres, que alguno de
los padres necesite ayuda personal, y la haya proyectado en su hijo, o que
necesite venir el niño, y también los padres. Explicaré
como trabajo, cuando decido ver al niño.
El trabajo
con los padres es muy importante. El niño que
viene a terapia va descubriendo nuevas formas de relacionarse, va cambiando, y
los padres necesitan saberlo para apoyarlo en su crecimiento.
Algunos objetivos de las sesiones con
los padres:
Orientación: Informarles sobre el paso evolutivo
en que se encuentra su hijo ayuda a tener una mirada comprensiva y benévola de
la situación. Conocer, ayuda a comprender, y comprender y sentirse comprendido,
alivia el alma.
Habilidades de contacto: En el tiempo que llevo trabajando,
he observado como en la base de lo que angustia a las familias, hay una falta
de puesta en práctica de las habilidades de contacto humano que nos apoyan
hacia un crecimiento sano: Escuchar, pedir, dar, recibir, tolerar, negociar....
(Parece fácil?)
Si
viviésemos en un mundo más lento, quizás no relegaríamos al fondo la verdadera
esencia de la felicidad en las relaciones. La terapia es un espacio en el que pararse y volver a contactar con lo que nos ayuda a
estar sanos y con aquello que nos mueve el alma, que es lo que quizás, nos hace
sentir realmente vivos.